lunes, 28 de septiembre de 2009

Alergia política

Inicia la primavera y los pulmones desean aspirar los nuevos aires cargados de polen y política.

Así es, damas y caballeros, este año se realizan elecciones presidenciales en un marco de crisis económica, enfermedades porcinas y el bicentenario de la nación. Un panorama atractivo para cualquiera que aspira a más que solo tocar el manto del poder.
La situación es tensa y la competencia sucia, lo que permite que cualquiera que sepa el nombre de los candidatos se las dé de politólogo (y resalto el tono masculino al ser ellos quienes se dedican a rumear nuestra joven política).
Decidida a no quedarme fuera del rebaño, decidí convertirme en politóloga también; basta con usar un traje "apretadamente formal", agregarle letras a mi apellido que me desvinculen del país y arrugar la nariz cuando pregunten mi opinión a cerca de alguien que se vincule con el gobierno.
Mi veredicto inicial es simple: no tengo vínculos directos con las víctimas de la dictadura, pero clamo justicia, no creo en el capitalismo como la mejor opción para el desarrollo de las naciones, no recomiendo a nadie que cause dudas y tampoco entregaría el país a un desconocido. En resumen, los señores candidatos deberán hacer bastante para demostrar que están a la altura de los tacones de la presidenta. Mostrar que sabeen leer haciendolo en voz alta y velar no por la nación, sino por quienes la integran, respetando su integridad y dignidad. Deberán restaurar el país y alzarlo aún más a nivel mundial. Deseo que deroguen tales leyes y sea un mismo crimen matar una mujer o un hombre, que las pensiones no se jueguen en la ruleta de las acciones mundiales, que aumente el PIB, que se unan ecología y progreso, que se reconsidere la pena de muerte para quienes asesinen a los niños, que cada niño, joven y adulto tenga acceso a la educación de calidad y que, pase lo que pase, ni un solo día deje de sentirme orgullosa de ser chilena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario